domingo, 16 de febrero de 2014

LA ELFA CREPUSCULAR



Pudieran pensar al verla pertenecía al pueblo de los elfos, pero a cualquiera de ellos que les preguntase dirían no conocerla, ni saber de su procedencia o lugar de nacimiento, ni siquiera de una residencia fija o lugar donde soliese establecer un punto de descanso.

Ni los elfos del sol ni los de la luna podían dar razón de su existencia y sin embargo, la soportaban como de su raza y la consideraban como tal, aunque en gran parte la ignorasen como si no existiese pues temían descubrir la verdad que la animaba y les inquietaba ese descubrimiento.

Más perfecta y bella, inteligente y sagaz, poderosa y enigmática que su propia gente, despertaba la inquietud y con ello todas las preguntas que acababan en un estruendoso silencio. Hablar de ella era un tema tabú y ni siquiera sus más altos señores, ni los príncipes ni los propios reyes, deseaban entablar un tema que tuviera como base a la extraña elfa.

A ninguno se les ocurriría dar una orden a esa mujer, pues por alguna causa enigmática la consideraban por encima de todos ellos y por lo tanto, superior a cuanto pudieran proponerle o exigirle.

Procuraban evitarla, aunque sabían en muy raras ocasiones se acercaba hasta sus tierras y se paseaba entre ellos como una más. Nada les pedía ni parecía necesitar y nadie osaba molestarla, solo cuando decidía entablar una conversación, la mayoría banales y sin trascendencia, los demás la trataban con cortesía y miedo. Miedo a mirarla, a enfrentarse a esos tumultuosos ojos, un remolino de poder vivo sin parangón, extraordinario y fuera de todo entendimiento que en su rostro destacaba. Dos faros de luz imposibles de ignorar, antorchas llameantes de secretos callados, furias de la propia naturaleza desatada e inhóspita. Incomprensibles y hermosos, más que nada sobre la faz de Tamtasia. La perfección absoluta y la perdición al mirarlos fijamente, pues cuentan si les prestas demasiada atención te arrastran a un pozo sin fondo del cual nunca saldrás.

Aunque nadie cree en esta última afirmación, la temen incluso ahora, pasado mucho tiempo de su primer contacto y no saben la razón de ello. Se mantienen a distancia, siempre expectantes e intrigados por su próximo movimiento y si bien, no se conocen de su mano actos malvados o reprobatorios, la siguen temiendo y aún cuando ante ella pueden respirar una sensación de ineludible paz, la duda permanece en su interior y desconfían de tan singular pariente.

Por ello, entre susurros y voces casi marchitas, hablan de esta elfa que no pertenece ni al sol ni a la luna, como elfa del crepúsculo. Así la llaman entre todos y es reconocida entre su gente por ese nombre, pues ningún otro se atreven a darle por temor a poder ofenderla y aunque jamás ha dado muestras de enojo, el vigor de sus ojos les asusta e impone. Ojos de tormenta, mares tumultuosos de olas verdes enardecidas, auténtico fuego verde que crepita exultante e incontrolable. Poder sin fin y dominio sobre todo, así la presienten y rara vez, el pueblo de los elfos se equivoca en algo y más aún, si es un tema sobre los suyos y aunque no lo fuera la consideran una igual como ellos. Elfa de adopción, la elfa del crepúsculo.

Y si no has adivinado su nombre, es hora de que este sea revelado aunque creemos sospeches ya cual le pertenece y corresponde.

Hurtadillas de Tamtasia, o simplemente Hurtadillas como le gusta responder si alguien insiste en conocer el nombre que la identifica. La elfa crepuscular.

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